Mientras el mundo sigue pendiente de la “revuelta árabe” en países como Egipto, Yemen o Libia, en Arabia Saudita, uno de los pocos lugares del planeta donde las mujeres aún no tienen derechos políticos ni civiles, una campaña convocando a que ellas salgan a conducir masivamente el próximo 17 de junio ha provocado la detención y el arresto de Manal al Sharif. Gracias a las redes sociales, la presión internacional y la reacción de las propias saudíes la rebelión crece hora tras hora, sin que la monarquía que gobierna aquel país pueda hacer nada por detenerlas.
KARINA THOVE
En Arabia Saudita las mujeres no pueden votar -mucho menos ser votadas-, no pueden estudiar o trabajar sin el consentimiento de sus padres o esposos, no pueden salir a la calle si no van acompañadas por hombres de su parentela y no pueden conducir automóviles aún cuando sean propietarias de los mismos. La consecuencia de esta ridícula imposición, basada en supuestos religiosos -ninguna ley prohíbe expresamente que sean conductoras-, es que muchas mujeres dependen de sus familiares varones para desplazarse por la ciudad o deben contratar, como Miss Daisy, un chofer –promedialmente, cuesta unos 400 dólares mensuales- o tomar taxis cada vez que van de compras, a trabajar, a estudiar, al médico o simplemente a pasear (algo que, por otra parte, debe ser “una rara ocurrencia”). Las más afectadas son las mujeres con menores recursos, quienes directamente quedan recluidas en sus casas. No es necesario decir que no hay transporte público disponible para las mujeres.
En Arabia Saudita las mujeres no pueden votar -mucho menos ser votadas-, no pueden estudiar o trabajar sin el consentimiento de sus padres o esposos, no pueden salir a la calle si no van acompañadas por hombres de su parentela y no pueden conducir automóviles aún cuando sean propietarias de los mismos. La consecuencia de esta ridícula imposición, basada en supuestos religiosos -ninguna ley prohíbe expresamente que sean conductoras-, es que muchas mujeres dependen de sus familiares varones para desplazarse por la ciudad o deben contratar, como Miss Daisy, un chofer –promedialmente, cuesta unos 400 dólares mensuales- o tomar taxis cada vez que van de compras, a trabajar, a estudiar, al médico o simplemente a pasear (algo que, por otra parte, debe ser “una rara ocurrencia”). Las más afectadas son las mujeres con menores recursos, quienes directamente quedan recluidas en sus casas. No es necesario decir que no hay transporte público disponible para las mujeres.
El pasado 21 de mayo Manal al Sharif, una mujer de 32 años, divorciada, que trabaja como asesora en seguridad informática de la compañía petrolera estatal Saudí Aramco, decidió desafiar esta prohibición. Tomó su coche acompañada de su hermano que la filmaba, más una periodista con la que iba dialogando, y subió el video a youtube. Esta osadía le valió la detención y el arresto, situación que se agravó cuando las autoridades se enteraron de todas las repercusiones que esto tuvo en las redes sociales. Aunque el gobierno bajó el video, bloqueó y censuró grupos de apoyo en Facebook y Twitter, de nada ha servido porque el material volvió a aparecer y el movimiento trasciende ampliamente las fronteras del país y del convulsionado mundo árabe. Amnistía Internacional se ha sumado a la campaña de recolección de firmas para pedir su liberación y en todos los idiomas circulan peticiones por Internet.
Mujeres con antecedentes
Aunque desde occidente ya han comparado la actitud de Manal al Sharif con Rosa Parks, la legendaria afrodescendiente “madre de los derechos civiles” en Estados Unidos, que un día en 1955 desafió la prohibición de sentarse y no ceder su asiento “para blancos” en el ómnibus en el que viajaba, no es la primera
vez que las saudíes intentan hacer algo en pos de conquistar sus derechos.
vez que las saudíes intentan hacer algo en pos de conquistar sus derechos.
En 1990 decenas de mujeres hicieron una importante movilización conduciendo sus vehículos en Riyadh. Todas fueron arrestadas por 24 horas, se les confiscaron los pasaportes y muchas perdieron sus trabajos. En setiembre de 2007, la Asociación para la protección y defensa de los derechos de las mujeres de Arabia Saudita entregó una petición avalada por 1.100 firmas al rey Abdullah solicitando el derecho a conducir para las mujeres; obtuvieron la promesa de que la situación iba a ser considerada, sin éxito real. En 2008, otra mujer, Wajeha al-Huwaider, hizo lo mismo que Manal: se filmó conduciendo y lo subió a youtube, aunque sin
mayores repercusiones porque era en una zona desértica y según ella misma afirma porque “no soy una mujer tan bien considerada como Manal (se refiere a su puesto de trabajo), por eso el gobierno le presta más atención”.
mayores repercusiones porque era en una zona desértica y según ella misma afirma porque “no soy una mujer tan bien considerada como Manal (se refiere a su puesto de trabajo), por eso el gobierno le presta más atención”.
El grupo Mujeres conductoras 2 que integra y organiza Manal al Sharif, comenzó este año una campaña vía Facebook bajo la consigna “Enséñame a manejar entonces podré protegerme a mí misma”, valorando la importancia de que las mujeres sepan manejar cuando menos “para resolver situaciones de emergencia” como “un ataque al corazón del conductor”. La convocatoria muy pronto llegó a 12.000 adhesiones, surgiendo la fecha del 17 de junio para hacer una nueva manifestación masiva de mujeres al volante.
Aunque alentar a que las mujeres conductoras se filmen y lo suban a youtube le valió el arresto a Manal, no ha sido la única en animarse a hacerlo y por más que existe la censura, en youtube han aparecido otros videos en estos últimos días de mujeres saudíes desafiando la prohibición, conduciendo a lo largo y ancho de todo el país.
Una iniciativa que se multiplica
Gracias a las redes sociales e Internet, la publicidad y notoriedad que ha adquirido esta campaña permite pensar que no va a ser fácil para las autoridades desactivar la convocatoria del 17 de junio. Por lo pronto, ya se han visto obligados a liberar a Manal al Sharif el pasado 30 de mayo luego de varios días de arresto y tras una lluvia de peticiones de todo pelo. Naturalmente que para ser liberada, Manal ha tenido que firmar una declaración en la que dice que no volverá a manejar, lo que ha indignado a muchos/as.
Mientras tanto, nuevos grupos han aparecido en las redes “Apoyamos a Manal al Sharif”, “Mujeres al volante”, “Conduciré mi auto en mi país”, etc. con miles de adherentes. “Todos somos Manal al Sharif: un llamado a la solidaridad por los derechos de las mujeres saudíes” había alcanzado 24.000 adhesiones al momento de su liberación. También hay que decir que se formó un grupo que cuenta con unas 6.000 adhesiones: “Campaña Ieqal: el 17 de junio prevenimos a las mujeres de manejar” que “invita” a los varones a pegarles con el iqal (la cuerda con la que sujetan sus turbantes a la cabeza) a las mujeres que intenten sumarse a la convocatoria de manejar sus autos por sí mismas el 17 de junio.
“Nosotras las mujeres” es una iniciativa de la joven saudí de 24 años Areej Khan, estudiante de diseño en Estados Unidos, quien también vive como muy injusta esta situación y muy onerosa para su padre, quien “siempre tiene que estar haciendo de chofer conmigo, mi madre y tres hermanas más”. Su adhesión a esta campaña consiste en una serie de stickers y calcomanías que ya andan circulando por todas partes. Algunos de ellos están en blanco para ser rellenados por los adherentes: “No me gusta ir en el asiento de atrás”, “Dios no dijo que yo no podía manejar”, son algunas de las frases que las mujeres han escrito.
Qué va a pasar el 17 de junio y qué va a hacer Manal al Sharif para seguir alentando la convocatoria sin volver a ser detenida, nadie lo sabe. Para muchos esta demanda de parte de las mujeres puede ser “una tontería” o algo “sin importancia” cuando ni siquiera son dueñas de elegir por sí mismas que tipo de vida hacer sin depender de algún hombre, pero si logran tener éxito será un pequeño gran paso para empezar a conquistar sus derechos más elementales. Por lo pronto, ese es el entusiasmo que sienten muchas –y muchosal manifestarse a favor de esta campaña.
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