domingo, 28 de agosto de 2011

Tapa. Domingo 28 de agosto de 2011


Un modo de intervención frente a la violencia y el abuso

El Faro, programa de la organización no gubernamental Foro Juvenil, acaba de presentar un libro elaborado por algunos de sus integrantes, destinado a compartir con otros actores sociales conceptualizaciones sobre prácticas en el abordaje de la violencia doméstica.
A propósito de esa novedad y del trabajo permanente de El Faro, La República de las Mujeres dialogó con dos de las coautoras de la publicación: Milka da Cunha y Sabrina Dorado.

ISABEL PEREZ

El Faro nació en 1997 y desde entonces desarrolla tareas de asistencia en primer lugar, aunque también de incidencia en políticas públicas y de prevención y sensibilización con medios de comunicación e instituciones referentes en la vida de niños, niñas, adolescentes y mujeres. El abuso sexual y la explotación sexual comercial son otras de sus preocupaciones prioritarias.

El libro “El Faro. Por una vida sin violencia. Conceptualizaciones sobre prácticas en el abordaje de violencia doméstica”, recoge aportes de Fabiana Condon, Milka da Cunha, Sabrina Dorado, Mariana Echeverri, Andrés Jiménez, Adriana Molas, Cristina Prego, Andrea Tuana y Andrés Escobal.

El conjunto afronta distintas dimensiones del trabajo en la materia, dando cuenta de algunos nudos y tensiones que  emergen en la cotidianeidad de las y los profesionales, que intentan intervenir desde una perspectiva de protección y promoción de derechos humanos de la infancia y adolescencia.

Cada “caso”, anuncia la presentación del trabajo, es un “universo singular que anuda” diversos factores de modo complejo: el sujeto singular, la familia, las instituciones, la comunidad, lo histórico-político, el mercado y la economía, entre otros. En ello reside, a la vez, la necesidad de realizar intervenciones desde lo interdisciplinario.

Es así como trabaja El Faro, que reúne en sus equipos para cada consulta a una abogada/o, una o un asistente social, y una psicóloga/o. La concepción de fondo de la organización es que el trabajo en estos temas requiere de la dimensión colectiva y el apoyo entre operadores es fundamental para poder ayudar a otros.

A su vez, tender a “desanudar” el modo en que se cristaliza la relación víctima-agresor, potenciando en la primera la autonomía, intentando lograr que deje de “ser vulnerable” y “desnaturalizar las formas de ver y entender el mundo que han provocado esta tendencia a padecer el abuso de poder como modo ´natural´  de vinculación”, son algunos de los desafíos de la intervención profesional.

Propuestas

Actualmente, El Faro cuenta con un proyecto funcionando en la ciudad de Las Piedras, departamento de Canelones, otro en la zona de Belvedere, Montevideo, y el proyecto Adolescente en la zona del Prado. Este último está enfocado específicamente en esa etapa vital, pues “creemos que la mirada es distinta” según se trate de adolescentes o de niños y niñas, que son en general los beneficiarios de los demás proyectos, explica Milka da Cunha.

Sin embargo, los y las adolescentes pueden acudir a cualquiera de los proyectos de El Faro que, además y en convenio con la Intendencia de Montevideo, gestiona una de las Comuna Mujer. 

La organización apunta fundamentalmente al trabajo con quienes han sufrido violencia física, psicológica o emocional y abuso sexual intrafamiliar. Si bien su tarea fundamental está dedicada al abordaje directo de las situaciones, también asesoran a distintas instituciones que en ocasiones acuden a pedir ayuda y, en muchos casos, son las receptoras primarias del problema en materia de educación o salud, entre otras.

La intención del libro, aclara Sabrina Dorado, es tratar de promover la comprensión del tema desde “esta perspectiva de derechos humanos y de género y generaciones, que hacen a cómo intervenimos. Se trata de multiplicar una mirada y una forma de intervenir que tiene en cuenta estas perspectivas. Y desandar muchos caminos en relación a lo cultural, lo que sostiene que la violencia siga andando”.

Cuestionamientos
El libro a su vez tiene algo “de cuestionador”, advierte da Cunha, pues si bien “sabemos que Uruguay ha hecho mucho camino en el tema de la violencia intrafamiliar, nos faltan cosas" Entre otros nudos, dice esta abogada, “hemos mejorado a nivel legal, pero el problema continúa siendo cómo aplicaS leyes nuevas con cabezas antiguas. Este es uno de los nudos que pretendemos abordar con el libro”

La necesidad de cuestionar y repensar las prácticas profesionales en el abordaje de estos temas, se convierte en una constante a lo largo de la conversación con las coautoras, pues ambas insisten en que el
modelo patriarcal y adultocéntrico ha dejado rastros en “nuestras concepciones culturales”; por lo tanto, quienes aplican las normas “también tienen que desanudar sus creencias”, aseguran.

“Qué tipo de preguntas se hacen, porqué, a dónde apuntan”, son algunas de las cuestiones que los operadores que trabajan en temas de violencia intrafamiliar y abuso debieran repensar, pues es allí donde
muchas veces se reflejan los propios prejuicios, explica Dorado.

Esto no se debe a que quienes intervienen tengan una intencionalidad que apunte a enjuiciar a la “víctima”, sino a que son temáticas “que nos atraviesan, nos producen mucho dolor”.

Sin embargo, otro de los elementos clave del abordaje de El Faro es su insistencia en no trabajar desde la reafirmación del binomio víctima-agresor, sino más desde uno que permita a quien padeció la violencia posicionarse en un nuevo lugar, potenciando la autonomía y el respeto a las propias decisiones.

Potencial autonomía

Para Dorado y da Cunha, otra de las herramientas fundamentales para quienes trabajan en estas temáticas es el equipo. El trabajo en red permite “pedir ayuda cuando no podés con una situación”, y es un instrumento para que el profesional no olvide que “el protagonista es quien está enfrente y no nosotros. Y que el camino que vamos a emprender es el de acompañar a esa persona, devolviéndole su derecho a decidir y a pensar, teniendo en cuenta su desarrollo”.

A veces solo poder decirle al otro o la otra “tenés derechos” es fundamental, ilustran. La respuesta en general es: “yo sé que los tengo, pero que me lo digas me ayuda a recordarlo”. Más que desde el lugar de
víctimas, apuntamos a “potenciar los recursos que tienen”, afirman las operadoras.

Según da Cuhna, se trabaja desde el lugar de favorecer la construcción de un espacio “donde puedan pensarse, comenzar a cuidarse”, a sabiendas de que ese proceso que comienzan las niñas, niños y adolescentes que concurren a El Faro “puede ser doloroso”. En algún momento del proceso, quizá surge la pregunta de “cuánta libertad tuvo en el momento del abuso”, pero no es una reflexión que “le impongamos”.

La “culpa” en estas situaciones es una constante, “porque no debiéramos olvidar que hablamos de experiencias en las que lo afectivo más directo en general está en juego”, explican las interlocutoras. Pero cuando se apunta a la “protección, al auto cuidado, al quererse y al auto respeto, en la intervención y en el proceso, esas preguntas, sobre cuán libre soy para decidir qué cosas, en seguida aparecen”. Son parte de un proceso interno, que, a la vez y sobre todo en casos de abuso, se fortalece al saber que es algo que “también han vivido otros y han salido”.

Ya son 60.000 las domésticas afiliadas al BPS

El pasado 19 de agosto se conmemoró por tercera vez en Uruguay el Día de las Trabajadoras Domésticas, instituido como feriado no laborable en la negociación del primer convenio colectivo del sector. El Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas fue felicitado por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), la Bancada Bicameral Femenina (BBF) y el Banco de Previsión Social (BPS), entre otros.

El trabajo doméstico es el que se realiza en relación de dependencia para una o más personas o familias, brindando en sus hogares cuidados y servicios vinculados a la vida en ellos.

"Las tareas de cuidado y del hogar son fundamentales para la vida. Limpiar la casa, hacer de comer, lavar la ropa, cuidar a las niñas y niños son actividades esenciales que permiten la realización del resto de las ocupaciones", recordó el Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas en un folleto difundido para conmemorar el 19 de agosto.

Cantidad y calidad

En base a los datos de la Encuesta Continua de Hogares 2010, se estima que las trabajadoras domésticas constituyen el 18.5% del total de las mujeres ocupadas en el país. Su distribución varía según departamentos, situándose el porcentaje más bajo en Montevideo (15.6%) y el más alto en Maldonado (27%). Aproximadamente el 23% (casi 1 de cada 4) de las mujeres que trabajan en servicio doméstico viven en hogares pobres. Una de cada 5 mujeres afrodescendientes que trabajan en forma remunerada lo hacen en servicio doméstico.

En 2003 las trabajadoras domésticas cotizando en el BPS eran algo menos de 37.000. Al cierre de 2010 hubo 57.730 afiliadas aportantes. No obstante, según Ernesto Murro, presidente del BPS, la evasión sigue siendo muy grande: se estima en un 60%.

Murro informó también que entre junio del 2010 y el mismo mes de este año, la recaudación en concepto de aportes para la seguridad social de estas trabajadoras creció entre el 22 y el 26% en términos reales, nivel muy alto si se lo compara con el 8 al 12% que crecieron en general el resto de las recaudaciones por el mismo concepto.

Entre 2004 y 2010, las jubilaciones en el sector aumentaron de 1.156 a 4.701. En 2009,723 trabajadoras domésticas fueron beneficiarias de seguro de paro, siendo la mitad mayores de 50 años. Con respecto al uso de licencia por enfermedad, el aumento fue del 110%. El último convenio colectivo del sector, firmado en diciembre de 2010 y que profundiza los acuerdos del anterior, fija el salario mínimo nominal en $ 6.591 por 44 horas semanales, establece distintos ajustes- salariales progresivos en función de las remuneraciones que ya se perciben así como la compensación por nocturnidad, entre otras condiciones de trabajo.

A cumplir la ley

"El trabajo doméstico es una ocupación que presenta grandes desafíos desde el punto de vista de la acción pública y de la organización de los actores sociales, por lo que su complejidad debe seguir siendo superada por los acuerdos de todas las partes y con normas legales que la respalden", evaluó la Bancada Bicameral Femenina con motivo del Día de las Trabajadoras Domésticas.

Reconoció asimismo el esfuerzo del sector para asociarse, participar y ejercer los derechos adquiridos a partir de la Ley Nro. 18.065, sancionada en 2006, a la que se le suma el Convenio 189 aprobado en el seno de la Organización Internacional del Trabajo(OIT) en junio del año en curso.

La BBF hizo un llamado "a que las uruguayas y uruguayos reconozcamos los derechos de las trabajadoras que contratamos para la realización de las tareas cotidianas de nuestros hogares".

Herramienta novedosa para la salud institucional

Constelaciones Familiares, la técnica terapéutica creada por el terapeuta y filósofo alemán Bert Hellinger, ha obtenido un gran reconocimiento internacional en los últimos veinte años. La formación de profesionales, su difusión y aplicación en diversos países incluido Uruguay, lo confirman. En diálogo con La República de las Mujeres, Andrea Martínez, Cecilia  Rado y Laura Pastorini, integrantes de Foco Sistémico, explican en qué consiste y cómo se ha extendido de los ámbitos familiares a las organizaciones. 

LIA SCHENCK

La psicóloga Andrea Martínez, magíster en drogodependencia por la Universidad de Barcelona, especialista en Constelaciones familiares por el Centro Bert Hellinger-Uruguay y con formación en Constelaciones organizacionales, afirma que “Las Constelaciones familiares son una herramienta terapéutica que ayuda a comprender las dinámicas familiares y a partir de allí encontrar un buen lugar para cada integrante, promoviendo de ese modo la salud y evitando la repetición de síntomas, enfermedades o conductas poco saludables. A partir de éstas y de otros aportes teóricos, es que se desarrollan las Constelaciones organizacionales que tienen su raíz en las anteriores, pero con características propias”.

“Se aplican no solo a nivel de la intervención en problemas, sino de la planificación, evaluación y procesos de mejora. El ser humano forma parte de distintos sistemas a los largo de la vida: sistema educativo, lugares de trabajo, etc., a los que llega portando lo que aprendió en sistemas anteriores: la familia, otras experiencias organizativas. Esto genera, como solemos decir en Constelaciones, `enredos sistémicos´ que muchas veces producen malestar y dificultan el logro de objetivos”, amplía Martínez.
 
Diagnóstico y solución
La socióloga y licenciada en Trabajo Social Cecilia Rado, también especialista en temas de desarrollo de investigación cualitativa y participativa y formada en Constelaciones organizacionales, describe así estas técnicas: “Son una novedosa herramienta de diagnóstico y solución de problemas empresariales, grupales e institucionales. Forman parte de las nuevas tecnologías cualitativas, desarrolladas para el análisis e intervención en los múltiples ámbitos de las organizaciones modernas. A través de una intervención breve y precisa, salen a la luz las dinámicas implícitas, no visibles de los problemas planteados y se visualizan las estrategias y soluciones adecuadas para superarlos”.
 
Respecto de los beneficios que aportan, Rado dice: “Luego de una constelación lo que obtenemos es un nuevo punto de vista, una nueva percepción, una imagen nueva, creativa, de una situación. Esto permite movernos en dirección a una solución, un lugar de libertad, de fuerza y también de alivio donde veamos, ya que toda organización es un sistema vivo, la fuerza de la vida y podamos ser responsables ante ella”.
 
En relación al tipo de abordaje explica que “Se trabaja incorporando el cuerpo y el espacio como proveedores sustantivos de información, complementando y enriqueciendo a la razón como fuente única de conocimiento y entendimiento”.
 
La trama oculta
Laura Pastorini es antropóloga social, especialista en Constelaciones familiares y organizacionales y en terapias psico-corporales para el desarrollo humano. Acerca de los objetivos de Foco Sistémico, un equipo interdisciplinario dedicado a la consultoría, formación y capacitación sistémica y de la organización de las actividades, informa: “Nos interesa aportar en los procesos de co-creación, desarrollo y transformación de empresas, instituciones y equipos de trabajo. Nuestra propuesta parte del método de las Constelaciones organizacionales e incorpora novedosos conceptos e instrumentos sistémicos y fenomenológicos para el diagnóstico y la solución de problemas organizacionales. Uno de los objetivo es aportar una nueva perspectiva, que ponga de manifiesto la trama no explicita de los problemas organizacionales planteados y abra posibilidades de soluciones concretas y viables.

Además del asesoramiento y la intervención, nos dedicamos a la capacitación de personas vinculadas al ámbito organizacional, la consultoría externa y el coaching”.
 
Para potenciar esta iniciativa, Foco Sistémico invitó a impartir workhops didácticos y un taller en Montevideo a Guillermo Echegaray, portador de un extenso currículum: doctor en filosofía, licenciado en psicología, consultor sistémico, pionero en Constelaciones organizacionales y estructurales en España, master trainer en Constelaciones organizacionales. Es autor de “Para comprender las Constelaciones organizacionales” (EVD, Pamplona, 2008), primer libro en castellano sobre el tema. “Nuestra intención -apunta Martínez- es que los participantes puedan tomar contacto con esta nueva perspectiva, incorporar los principios básicos de la misma y llevarse herramientas prácticas para comenzar a aplicarlas en sus respectivas organizaciones”.
 
 

Las mantas traperas

“Mantas traperas. Tradición textil en manos de mujeres”, el libro editado por Doble Clic y recientemente presentado en sociedad, es producto de la investigación realizada por cuatro mujeres, profesionales y urbanas, interesadas en rescatar una expresión creativa en riesgo de desaparición. El proyecto fue financiado por el Ministerio de Educación y Cultura, a través de Fondos Concursables, premios económicos a emprendimientos de interés nacional.
 
CRISTINA CANOURA
En los países sajones de Europa y América del Norte se las llama “quilts”, en Australia “jaggas”, en España “almazuelas” y en Uruguay “mantas traperas”.

Son piezas de abrigo, pesadas y coloridas, confeccionadas principalmente por mujeres del medio rural, cuya característica principal es la superposición o yuxtaposición de retazos de tela en sucesivas capas; unas ofician de relleno y otra de forro o cobertura.

Sus autoras tradicionales han sido cocineras de estancias, esposas de capataces de establecimientos ganaderos o amas de casa, que heredaron los valores de los inmig rantes europeos afincados en el Río de la Plata, el apego al trabajo ma nual, el máximo aprovechamiento de la ropa y la comida, el reciclaje y la reutilización de los bienes materiales.
 
Hoy, en una época en que la industria textil china invade los mercados sudamericanos con productos de muy bajo costo y desplaza la manufactura nacional, esta artesanía se ha perdido casi totalmente.
 
Por eso, un grupo de cuatro mujeres profesionales y urbanas se ha propuesto investigar, rastrear las raíces de las mantas traperas, localizar las que existen, revalorizar el producto y el trabajo de sus creadoras, y rescatar una tradición en vías de extinción.
 
Integrado por la profesora de historia Hersilia Fonseca, la arqueóloga Paula Larghero, la ingeniera agrónoma Cecilia Jones y la gestora cult ural Virginia D’Alto, este grupo no tiene nombre propio, pero se las conoce como “Las traperas”. Cada una de ellas aporta una mirada peculiara la búsqueda emprendida.
 
 Ellas mismas se conocieron hace más de tres años, cuando mujeres provenientes de diferentes ámbitos comenzaron a reunirse convocadas apenas por un motivo: el gusto por coser. Con el tiempo, y por diversos motivos, el grupo original se dispersó y quedaron solamente ellas cuatro. La s mantas traperas que ellas confeccionan tienen el estilo de los quilts norteamericanos. Junto con otras que fueron rescatando, a partir de la difusión “boca a boca”, montaron en 2009 una exposición en la sede de la Alianza Francesa del Uruguay, en el marco del “Día del Patrimonio’”, que se celebra cada año en el mes de setiembre. El pasado y el presente quedaron plasmados en esa ocasión.
 
La simple exhibición de las mantas traperas, como parte de las “Tradiciones rurales” patrimoniales, detonó la identificación y localización de muchos ejemplares en el interior del país. A partir de ese momento, las cuatro investigadoras comenzaron a recorrer el territorio nacional en busca de sus creadoras.
 
Su proyecto fue presentado en 2010 en Costa Rica, en un encuentro de la Red Textilia Iberoamericana. Según confirmó Virginia D’Alto, “todos los países de la región registran este tipo de mantas”.
 
Para las autoras, “será un modo de perpetuar una costumbre que se está perdiendo, que no se está renovando, como muchos otros oficios tradicionales”.
 
Retorno a los orígenes
Las investigadoras destinan los fines de semana a recorrer el país en busca de testimonios.

Como en la película “Donde reside el amor”, con la actriz Wynona Ryder, las mujeres que siguen fabricando mantas traperas, son veteranas, ya bordeando los 6 0 a ños y más. Se ex trañan de que alguien que viene de la capital pueda encontrar valiosa su rústica artesanía. Las más jóvenes, no se identifican con la tradición y muestran sorpresa por el interés foráneo. 

Las técnicas que ellas utilizan varían, tanto para el relleno como para lo que se utiliza de forro. Muchas llevan en su interior prendas en desuso, cosidas sobre telas y superpuestas en capas. También las hay rellenas de vellón de oveja o tela arpillera, a la que se le cosen retazos. Con eso, su peso es considerable.
 
El forro o cobertura siempre se hace a partir de la reutilización de prendas, restos o recortes de otras costuras. A veces, se desarman las prendas; otras, se ponen tal cual están. Muchas recortan cuadrados o rectángulos, para luego coserlos en tiras que, unidas entre sí, darán lugar a la cobertura. En ocasiones, se combina el tejido y la costura. El diseño y la estética no suelen ser tenidos en cuenta. El fin utilitario es lo que predomina.
 
Cecilia Jones, conserva dos mantas traperas que hizo su abuela paterna que hoy forman par te del acervo

En época de la dictadura militar (1973-1984) una presa política recibió una trapera hecha por su madre, como manera indirecta de cobijarla y protegerla. Cuando fue liberada, la dejó a sus compañeras. En la actualidad se está tratando de ubicar esa manta para sumarla a la colección.
 
“Hace décadas fue una tradición generalizada, el abrigo característico de las familias, especialmente en el medio rural. Yo recuerdo taparme con una y ¡cómo pesaba! Es una cosa muy doméstica, no hay orgullo artístico o artesan al. Cuando llegamos a la casa de alguna familia que conserva traperas, la primera reacción es de sorpresa. No se explican que a alguien le pueda interesar ese producto, sobre todo porque las mantas industriales que se consiguen en la actualidad en los comercios son mucho más lindas, más livianas y lavables. Les da pudor mostrar sus mantas. Traspasada la barrera se animan a traer otras”, evoca Jones.
 
“Nos ha resultado fascinante generar una empatía con otras mujeres que se entusiasman porque otras revalorizan un trabajo que para ellas es imperceptible”, sostiene Fonseca.

Nuevo impulso
Hoy, las Ligas Femeninas de la Iglesia Valdense reciben ropa que la gente dona. La que está en buen estado la lavan y la ponen a la venta a precios muy baratos y la que no, la destinan a las mantas traperas para nuevamente venderlas a precios muy bajos para la propia gente o para donarlas en casos de desastres
naturales a familias que han perdido todo. Se trata, esencialmente, de un trabajo social.

En la serrana localidad de Aiguá, a unos 200 kilómetros de Montevideo, en un local muy pobre, se juntan las mujeres vinculadas a la Iglesia Católica para coser traperas, luego de haber hecho un relevamiento de las familias más necesitadas. Se dividen las tareas, unas lavan, otras planchan. Se llevan trabajo a la casa y a la semana siguiente lo traen terminado para poder armarlas.
 
La exposición montada en 2009, en Montevideo, ha recorrido diferentes puntos del país y se ha transformado en un llamador de nuevas historias.
 
En la población costera de Cabo Polonio, sobre el océano Atlántico, “las mujeres cosen con sedalina de los pescadores o con las piolas que cerraban las bolsas de maíz. Cuando dejaron de conseguir arpilleras de sisal, pasaron a usar telas plásticas o plastilleras”, cuenta Larghero.
 
En una segunda etapa, el proyecto de “Las traperas” se propone promover una tarea de extensión y trabajar con mujeres jóvenes, en pueblos chicos.
 
“La gente joven no ha recibido esa tradición, porque sus mayores no se encargaron de valorar el producto. Sin embargo, ya han comenzado a acercarse”, destaca Jones.
 
“Nuestra idea es hacer un trabajo a lo largo del año, llevar máquina de coser, telas para impulsar esta actividad, aprovechando los grupos existentes de mujeres rurales y los centros del Ministerio de Educación y Cultura que existen en todo el país”, concluye Fonseca.
 
En Uruguay, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) residen en el medio rural 235.732 mujeres de 50 a 79 años. Hurgar en el pasado y en la historia cotidiana de muchas de ellas, a través del abrigo casero, será para “Las traperas” una manera de revertir el dicho de que “lo que no se recuerda, no
existió ”.


(Este a rtículo se enmarca en el proyecto América Latina en perspectiva de género II, que se realiza con el apoyo del C3, la unidad regional de análisis de la comunicación para América Latina de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) de Colombia, en asociación con el área de género de la FES Género
y la Asociación Civil Artemisa Comunicación en Argentina).

“Guyunusa” reeditada

El escritor uruguayo Domingo Trujillo reeditó, con el auspicio literario de la Fundación Mario Benedetti, su novela histórica “Guyunusa”, primer premio de narrativa inédita del Ministerio de Educación y Cultura en 2003. En él narra la vida del grupo de charrúas que le fueran concedidos a un empresario francés para ser exhibidos como objetos extraños y fuentes de curiosidad científica etnocéntrica en el París del siglo XIX. 
 
KARINA THOVE
Los “últimos charrúas” al decir del inescrupuloso empresario francés Curel fueron llevados a París -concedido “gentilmente” por el gobierno uruguayo de la época- en condiciones infrahumanas y paseados ante la altiva y displicente mirada parisina, tratados como bichos raros y exóticos, “poco evolucionados” como, siglos mediante, ningún discurso multicultural ha podido contrarrestar del todo pese a tratar a los indígenas como “pueblos originarios”, denominación que muchas veces no pasa del terreno de lo políticamente correcto.
 
 “Guyunusa”, la novela de Domingo Trujillo recrea todo este capítulo de nuestra historia, aún poco conocida
y mucho menos incorporada a los libros de texto que recuerdan “los orígenes de nuestra nación” a partir de la política de exterminio de los pueblos indígenas, en particular de los charrúas, a quienes hoy evocamos orgullosamente en nuestras gestas deportivas –“la garra charrúa”- pero de quienes no se tuvo ningún escrúpulo en deshacerse al momento de convertirnos en un país americano. Así como no sobrevivió el sueño de la gesta artiguista, en estos momentos tan recordada a través de la conmemoración del bicentenario, tampoco estuvo en los planes de aquel naciente Estado uruguayo (1830) respetar y darles cabida a los pueblos indígenas, tan útiles en otros momentos para guerrear y controlar la indómita campaña de la Banda Oriental.
 
Mercancías de exportación

La novela habla de la traición del general Fructuoso Rivera, primer presidente de la República, a los caciques charrúas –la encerrona de Salsipuedes- pero se centra en recrear la vida de los cuatro charrúas que terminaron sus días en Francia: Vaimaca Pirú, Senaqué, Tacuabé y Guyunusa, única mujer de la partida, quien ya viajó embarazada.
 
Trujillo imagina, como hilo conductor de tan trágica historia, a un personaje más humano y preocupado por el destino de “los salvajes” a quienes él considera sus amigos. Se trata del marinero sueco Oxchuvud, alguien que ha venido numerosas veces a lo largo de su vida al Río de la Plata para comerciar cueros y carne vacuna y que tiene otro conocimiento de la población local, incluidos los indígenas con quienes se relaciona sin inconvenientes. Lo hace ser testigo involuntario de Salsipuedes y lo liga desde el comienzo del relato a la entonces niña Micaela Guyunusa, aspecto clave para entender luego su honda preocupación por el destino de la joven en manos del empresario francés.
 
El periplo por tierras francesas es minuciosamente reconstruido. Todo son experimentos para vender infructuosamente una especie de espectáculo circense, basado en “costumbres charrúas” montadas entre rejas y en pésimas condiciones de vida para los “animales salvajes”. En esa situación muy pronto aparecen los problemas de salud de Senaqué y Vaimaca, que morirán de tristeza y nostalgia siendo sus cadáveres donados a la ciencia (como se recordará, nuestro país repatrió los restos del cacique Vaimaca Pirú en julio de 2002).
 
Guyunusa da a luz a su hija Mónica, acuclillada, al estilo charrúa, pero morirá de tisis al poco tiempo. Poco se sabe del destino de Tacuabé, a quien el escritor libera del odioso Curel y lo deja deambulando por la campiña francesa.

La propuesta narrativa de esta novela nos da una luz de esperanza de la mano de Mónica, única sobreviviente de la nación charrúa en tierras extrañas, esa “patria peregrina” tan conocida por los uruguayos de hoy.

Pura nostalgia

Lia Schenck

No estoy segura del paso que di después de la Noche de la Nostalgia. Yo acepté, casi de buen agrado ir con mi pareja a bailar oldies y entre tangos, cumbias del 70, Nicky Jones y boleros del tipo “me muero por tener algo contigo”, lo único que sentí fue cierta sensación de no va más. Él se sentía feliz porque él es feliz con todas las nostalgias, digamos que es un nostalgioso por naturaleza. A veces veo que se aguanta de no llorar cuando se acuerda de sus vacaciones en Piriápolis cuando era chico o de aquel autito de Reyes, el último antes de saber la verdad definitiva acerca del origen de Gaspar. Un autito que forma parte de una colección que guarda en una vitrina de su living. En la Noche de la Nostalgia él se sentía tan feliz en su propio mundo que por un momento pensé que no estaba conmigo sino vaya a saber con cuál de sus primeras novias. Eso me hizo sentir cierta forma de marginación que todavía no ha sido recogida en los Derechos Humanos. Una marginación solapada, encubierta, que no me permitió en esos momentos ser yo misma y mucho menos cuando me veía con esa vieja pollera de corderoy que me compró en la feria americana del barrio y yo me puse solo por complacerlo. Por todos los medios intenté ser flexible, espontánea y maravillosa, pero no pude. No sé si influenciada por cierto patriotismo decidí  que no terminaría agosto sin que yo pudiera hacer mi propia declaratoria de la independencia. Y así fue que se me ocurrió la idea de declarar nulos, írritos y sin ningún valor todos mis compromisos con él y en la madrugada del 25 de agosto me fui a vivir con mi abuela. Pero al otro día ya estaba sintiendo una nostalgia espantosa por él, por la pollera de cordero y que no quise llevarme y, lo que es peor, por su colección de autitos. Me desespera que la nostalgia haya sido más fuerte que la declaratoria de la independencia. Si, como parece ser, pasé de haber rechazado la nostalgia a sentirme nostálgica, eso es una señal inequívoca del poder de la nostalgia. La nostalgia es así: una especie de hiedra que nos lleva tan pronto a querer escuchar su risa loca como a abrazarnos de una carátula antigua de un disco de la tortuga Manuelita o, en mi caso, a necesitar la presencia de una colección de autitos que ni siquiera es mía. Por otro lado, mi necesidad de ser yo misma y sentirme independiente, esa necesidad que me llevó a declarar írrita, nula y sin ningún valor la pollera de corderoy, me parece que no es algo que se tenga que tomar a la ligera. Me da mucho bronca comprobar que la nostalgia y la independencia no siempre van juntas, aunque en este país las hayamos juntado en el almanaque. En mi caso tendría que elegir entre ser nostálgica de la independencia o independiente de la nostalgia. O definitivamente ni una cosa ni la otra y volver con él antes de que empiece a no sentir nostalgias de mí. Espero poder decidirlo antes de que llegue el Día del Patrimonio. Si no es así voy a caer en un pozo nostalgioso de solo pensar que fue precisamente en ese día cuando nos conocimos en una cola para entrar al Palacio Santos.

Mujereríos. 28 de agosto 2011


domingo, 14 de agosto de 2011

Tapa. Domingo 14 de agosto de 2011.


1988 - 23 ANIVERSARIO DE LA REPÚBLICA DE LAS MUJERES- 2011

Nos permitimos creer que algunas de nuestras primeras lectoras y lectores de hace 23 años aún nos leen (somos-no podría ser de otra manera-medianamente optimistas).
Creemos también que hay quienes dejaron de leernos por distintas razones, y sabemos que hay quienes hace poco que nos leen, quienes no nos han leído nunca y quienes, por qué no, ni siquiera se plantean leernos.
Pero hay una cosa que sabemos a ciencia cierta y es que leer La República de las Mujeres es leer lo que la sociedad escribe e inscribe en nuestras subjetividades y en nuestras realidades compartidas.
Lo que llamamos leer la realidad es una manera metafórica de decir que los acontecimientos pueden ser interpretados, decodificados y procesados desde nuestras subjetividades, posturas ideológicas o simplemente formas más o menos personales de abordar y entender lo que nos pasa o lo que no nos pasa.
Leer este suplemento del diario La República es desde  hace 23 años un  acercamiento a temáticas de género que, tanto en lo local como en lo planetario, antes y después de la Conferencia Internacional de la Mujer de Pekín de 1995, no tienen que ver solo con mujeres sino con la sociedad toda. Y esto es algo que recién ahora se está entendiendo, mejor dicho parece que se estuviera  entendiendo, mejor dicho aún es probable que se esté entendiendo.
Las personas y colectivos comprometidos con la igualdad de género, saben, sabemos, que tanto las legislaciones como los programas de igualdad de derechos y oportunidades no se imponen y por lo tanto no se trata de soplar y hacer botellas.
Lectores y lectoras de La República de las Mujeres saben que si soplamos y seguimos soplando no es para hacer botellas: es para avivar llamitas tímidas hace más de dos décadas y que ahora, si bien no decimos que sean llamaradas, iluminan bastante más en una sociedad en la que todavía persisten oscuridades patriarcales.
Hoy, cuando soplamos 23 velitas, lo hacemos con el convencimiento de que nuestros lectores y lectoras están ahí, nos acompañan y nos ayudan a mantener encendido el compromiso con la igualdad entre mujeres y varones, con la educación no sexista, con los derechos sexuales y reproductivos, con el derecho de las mujeres a vivir sin violencia, con la participación y representación de la población femenina en cada espacio social, político, profesional o cotidiano, sin ningún tipo de discriminación.
Unos pocos domingos atrás en un restaurante del Prado, asistimos a un hecho significativo. En una mesa una
chica y un chico de entre 20 y 30 años, mientras esperaban el tradicional brasero con la tradicional parrillada para dos, ojeaban y por momentos leían el diario La República. En realidad él tenía el diario en sus manos y ella el suplemento La República de las Mujeres. Ella evidentemente leía, se detenía en cada página y cuando llegó a la contratapa esbozó una sonrisa cómplice, sin lugar a dudas con la escena del cartón semanal que casi desde los comienzos de la publicación y abordando cada vez una situación cotidiana, da cuenta del humor de P.Tissa. Una vez terminada la lectura, ella le ofreció el suplemento a él, que ya había dejado el resto del diario en una silla. Pero él no lo recibió,así de simple. Hizo un gesto con la cabeza, como diciendo “es para mujeres” y en eso llega el brasero con la parrillada para dos. Qué pena, porque La República de las Mujeres también es para dos…
A esa lectora de domingo en el Prado, a todas las lectoras y lectores que se suman a nuestros soplidos, a quienes a veces solo ojean el suplemento, a quienes después de leerlo lo comentan con alguien, a quienes nos alientan y nos hacen sentir que cada una de las doce páginas quincenales justifican nuestra existencia y nuestra continuidad, ¡muchas gracias!
Y vamo´ arriba, que sabemos que todavía hay mucha tela que cortar.

Mujeres privadas de libertad Hacer visible lo invisible

Desde el año 2006 existe la Mesa de trabajo sobre mujeres privadas de libertad, integrada por organizaciones de la sociedad civil, la academia y el Estado. Nació en el marco de la Ley de humanización
carcelaria impulsada por el entonces ministro del Interior José Díaz, pero luego siguió funcionando  fuera de la órbita de esa cartera. La República de las Mujeres dialogó con su actual coordinadora, la antropóloga Serrana Mesa y la abogada Ana Lima, quienes integran la mesa desde la academia y la sociedad civil.

KARINA THOVE

Recientemente, representantes de la Mesa de trabajo sobre mujeres privadas de libertad han sido citadas por la Comisión de Género y Equidad y por la Comisión especial para el seguimiento
de la situación carcelaria del Parlamento, evidenciando la preocupación que existe ante la situación de las 714 mujeres presas que actualmente tiene nuestro país, una cifra que ha aumentado en los últimos años aunque sigue viéndose como muy menor en comparación con la cifra total: 9.067 al 31 de mayo de 2011.

“A partir de un Informe del Cladem (Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de la Mujer) de 2006 se hace un diagnóstico de la situación de las mujeres privadas de libertad. El primer objetivo alcanzado fue la visibilización de esas mujeres, porque no es lo mismo la cárcel para las mujeres que para los  hombres y pusimos arriba de la mesa el concepto de que cuando se piensa en cárceles se piensa en cárceles para hombres”, comienza  explicando Ana Lima. Recuerda  una experiencia personal al tener que utilizar los baños en la Cárcel Central: “Fue una hecatombe”, asegura, ya que desde lo edilicio no está prevista la cohabitación de hombres y mujeres.
Personal con poca motivación y capacitación

La Mesa no se ha quedado en el diagnóstico o la producción de informes. Han hecho trabajo de capacitación “En primer lugar, hubo que capacitar en derechos humanos y con perspectiva de género al personal”, acota Lima.
Quienes trabajan en las cárceles en general poseen poca formación penitenciaria, están más bien orientados hacia lo represivo (policía ejecutiva) y provienen de los estratos socioeconómicos más humildes. Serrana Mesa recuerda la experiencia de trabajo con el personal penitenciario del pabellón femenino de Canelones: “Su motivación laboral más que nada pasa por la seguridad económica para ellos y sus familias”; a su vez se encontraron con que “los problemas de violencia doméstica surgen con mucha fuerza en esta población”.
El discurso hegemónico de la seguridad ciudadana, ya sea de forma intencional o inconsciente, induce a pensar que hoy en día se cometen más delitos y “al discurso enfermante de la pérdida de valores, que también salió cuando trabajamos en capacitación”, destaca Lima. En la misma línea razona Mesa: “Se cree que ahora hay más violencia doméstica (aumentaron las denuncias), entonces la lectura es que las mujeres están de vivas y que cualquier loca las asiste”.

Madres, adictas y costureras
La coordinadora también entiende que el trabajo de visibilización tiene que avanzar “hacia los núcleos más duros del complejo mundo carcelario”. Y pone el ejemplo de lo que sucede con la capacitación laboral con miras a la reinserción del preso y la presa, donde básicamente se sigue pensando en términos del oficio de la construcción para el preso (nunca para la presa, pese a que en este sector productivo hay muchas mujeres trabajando en la actualidad) y corte y confección para las presas. “¿Dónde está la textil en Uruguay que les va a dar trabajo? ¿No es fomentar una mayor división sexual del trabajo?”, se pregunta.
Al hablar de la población carcelaria femenina inmediatamente surge el tema de la situación de sus hijos, quienes muchas veces cumplen la condena junto a las mujeres presas porque tampoco hay quien se haga cargo de los niños fuera del recinto de reclusión.
A esta acentuación del rol de las mujeres en tanto madres, privilegiada incluso desde la legislación, “a nadie se le ocurre cuestionarla y pensar en otras prácticas porque esto también es generador de mayores desigualdades”, asegura Mesa.
Por otra parte, ese incuestionable rol maternal –no hay niñas ni niños a cargo de padres presos- “también ha servido para lograr cosas para las mujeres privadas de libertad”, destaca Lima. Una de ellas ha sido el reciente traslado de 30 presas con sus hijos a la nueva cárcel del Molino intentando descongestionar Cabildo, aunque es una solución muy insuficiente. El aumento del consumo de sustancias -entre ellas la pasta
base- alimenta el foco asociativo que se hace en el binomio población carcelaria/drogas. “Hay una falta de neutralidad de los temas y desde dónde elegimos abordarlos”, evalúa críticamente Mesa.
“Por un lado, este es un tema de salud pública: si vos tenés personas adictas bajo custodia del Estado, no puede ser que las tengas reventándose la cabeza contra la pared porque están sufriendo una crisis de abstinencia o empastilladas para que aguanten- advierte duramente ante la constatación de la falta de tratamientos y de respuestas a este problema que evidencian hoy las cárceles uruguayas- Ahora, si vos tomás este tema como caballito de batalla y se cargan las tintas en la drogadicción de las mujeres y te dicen que las mujeres están cada vez más drogadictas, entonces la responsabilidad del Estado desaparece”.
“Por otro lado, falta mucho análisis de quiénes son las mujeres que trafican. Está toda la familia presa y es la forma de sobrevivir, de mantener los hijos, los nietos, vendiendo unas tizas (de pasta base)”, opina Mesa mientras que Lima se pregunta dónde están detenidos los empresarios de la droga, vinculados al narcotráfico y afirma: “Yo no conozco mujeres empresarias”.
Estar de agregadas

Otro aspecto problemático tiene que ver con lo edilicio, ya  que las cárceles no han sido pensadas para albergar a las mujeres. “Las cárceles en el interior son las jefaturas o casas adosadas” recuerda Lima, quien ha visitado y recorrido muchas de estas realidades donde las mujeres están todas amontonadas en los llamados “pabellones femeninos” agregados a una cárcel.
“En todas las cárceles del interior las mujeres están en peor situación que los hombres porque su espacio, su lugar, está determinado a partir del de los hombres que son más, entonces lo que queda lo ocupan las mujeres”, afirma Mesa. Esto sucede también con el destino de los recursos y las nuevas construcciones carcelarias, que mayoritariamente van a cubrir el déficit de las prisiones masculinas.
“Para mí también hay algo vinculado a la moral sexual cuando se instrumenta esta política carcelaria, porque está el fantasma de que hombres y mujeres van a tener `algo´: el hombre siente el deseo, la mujer lo busca, entonces no dejemos que se junten porque van a tener sexo”, opina la coordinadora aunque aclara que lo dice a título personal.
En esta misma línea considera que en las visitas conyugales se dan situaciones de abuso, tráfico y “pago de favores” a través de novias, hijas, etc. que se manejan en los códigos carcelarios y, por ende, nunca son denunciados.
Ambas son críticas con el papel que juega el Poder Judicial. “En general se usan poco las medidas alternativas” afirma la abogada, recordando que no se aplican muchas de las previstas en la Ley de humanización carcelaria. El Poder Judicial ha sido bastante renuente a participar de la mesa, si bien “ahora viene una defensora pública de familia”, aclara.

Cómo mejorar el acceso de las uruguayas a la Justicia

Al cierre del proyecto “Es tiempo de justicia de género” Mujer Ahora, la organización no gubernamental que lo ejecutó con el apoyo de ONU Mujeres, presentó recomendaciones para avanzar en materia de violencia contra las mujeres. Están dirigidas en general al Estado uruguayo y en particular al Poder Judicial, y persiguen mejorar las trayectorias de las mujeres hacia la justicia.

El proyecto “Es tiempo de justicia de género”, se ejecutó en la órbita de Mujer Ahora, desde octubre de 2010 a julio de 2011, con el aval de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, el Instituto Nacional de las Mujeres del Ministerio de Desarrollo Social
y la Bancada Bicameral Femenina.

Tuvo por objetivo desarrollar pensamientos e ideas que permitan avanzar en propuestas y acuerdos para la efectiva aplicación de la normativa nacional en la materia de violencia contra las mujeres, adecuaciones legislativas que garanticen la incorporación de la perspectiva de género y el cumplimiento cabal a las obligaciones internacionales asumidas por el Estado uruguayo.
 
En la actividad de cierre, que se realizó el pasado 29 de julio en el Parlamento, se repasaron las diversas fases del proyecto en el cual fueron involucrados actores calificados del sistema de Justicia, mediante la metodología de entrevistas y debates públicos. En estos últimos, la presentación de ponencias motivadoras y cuestionamientos jurídicos permitieron un análisis colectivo del principio de igualdad, pasando por la tipificación del femicidio, la necesidad de una ley integral de violencia hacia la mujer y de tribunales especializados multimateria, hasta la deformación de los debidos procesos legales, déficit en la aplicación de la Ley 17.514 y prácticas judiciales ilegitimas.
 
Mujer Ahora evaluó que la iniciativa logró aportar, con un ejercicio pleno de ciudadanía, al fortalecimiento del sistema democrático nacional. En palabras de la abogada Marina Morelli Núñez, “Los sistemas de Justicia de cualquier país juegan un rol vital en el respeto y fortalecimiento de la democracia. Los ciudadanos y ciudadanas tenemos derecho a participar en el diseño de las políticas estatales de justicia. En otras palabras, tenemos derecho a discutir qué tipo de Justicia queremos darnos. Si bien este proceso resulta incipiente en Uruguay, es ineludible transitarlo”.

Los resultados no son los esperados
Se entiende que la ratificación de los principales tratados internacionales en la temática, la incorporación del artículo 321 bis en el Código Penal en 1995que tipifica el delito de violencia doméstica, la aprobación de la Ley 17.514 que desarrolla los mecanismos para su prevención, persecución y sanción y de las leyes sobre acoso sexual laboral, igualdad de oportunidades y derechos y cuotificación de cargos políticos, la creación de los juzgados especializados en violencia doméstica, entre otras medidas, no han producido los resultados
esperados en términos dedisminuir la incidencia y la gravedad de los efectos producidos por la discriminación hacia las mujeres. Por haber detectado importantes fallas a nivel de la aplicación, se considera imprescindible abordar la revisión de la normativa así como la práctica forense. No obstante, para Mujer Ahora “considerar que es tiempo de una Justicia de género, implica reconocer el avance que Uruguay registra en la materia”.
 
En este sentido, la coordinadora del proyecto, abogada Rosana Medina, expresó: “Es justamente el contexto nacional que nos permitió, comprometió y desafió a continuar avanzando, con el objetivo de garantizar el efectivo goce de los derechos humanos de las mujeres. Consideramos central para el desarrollo de cualquier democracia el debate público. Por esta razón nos propusimos la participación activa de actores
calificados, habiendo logrado involucrar en la ejecución del proyecto a aproximadamente 160 personas”.

La reflexión giró en torno al cambio de paradigma que el Derecho debe postular, y no a la escasez de recursos económicos del servicio de Justicia. Tanto en las entrevistas como en las instancias de debate, los pensamientos y las ideas profundizaron en los aspectos sustanciales, procesales y fácticos del Derecho, apartándose de lo que hasta ahora ha sido una constante a la hora de discutir la aplicación de la ley, especialmente de la 17.514, porque “los nudos de mayor relevancia al tiempo de aplicar la norma, no se relacionan con la ausencia de recursos materiales”.
 
La actividad finalizó con la presentación de catorce propuestas orientadas al diseño de intervenciones y acciones estatales que garanticen “una respuesta judicial idónea, inmediata, oportuna, exhaustiva, seria e imparcial, frente a actos de violencia contra las mujeres”.
 
Las 14 propuestas
1- Aplicar debida y efectivamente las recomendaciones formuladas al Estado uruguayo por las instancias que vigilan la aplicación de los instrumentos internacionales que el mismo suscribiera.
 
2- Introducir reformas al marco jurídico nacional para armonizarlo con las obligaciones asumidas en dichos instrumentos, erradicando todas las disposiciones discriminatorias de las mujeres, especialmente las  contenidas en el Código Penal.

3- Promulgar una ley Integral que contemple el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y discriminación en los ámbitos publico y privado: intrafamiliar, laboral, social, sexual, mediático, institucional, de salud, entre otros.

4- Revisar la política estatal del servicio de justicia nacional, a efectos de garantizar que las mujeres víctimas de violencia tengan acceso a una adecuada protección, y que los actos deviolencia sean adecuada, oportuna, completa e imparcialmente investigados, sancionados y reparados. 

5- Crear un Tribunal Especializado en Violencia hacia la Mujer, con competencia en todas las ramas del derecho público-privado y que juzgue y ejecute lo juzgado en materia penal, laboral, familia y civil. 

6- Crear una oficina o departamento “Mujeres” en la Suprema Corte de Justicia, que contribuya al mejoramiento de la prestación del servicio de justicia para las mujeres.

7- Dictar una acordada para erradicar toda posibilidad de que en nuestros tribunales se continúen dictando resoluciones que se apartan de la normativa y su objetivo protector (ejemplos: medidas recíprocas, procesamiento sin prisión del delito de desacato aplicando como medida sustitutiva la prohibición de acercamiento).

8- Implementar programas de asistencia técnica, investigaciones y estudios, que otorguen herramientas específicas de conocimiento jurídico a magistrados y magistradas y a quienes pretendan a futuro desempeñarse en esos cargos.

9- Realizar evaluaciones periódicas y sistemáticas sobre las necesidades y deficiencias del Poder Judicial para dar cabal cumplimiento a los compromisos internacionales y nacionales vigentes en la materia.

10- Dar seguimiento sistemático de las sentencias judiciales a nivel de país como mecanismo para la erradicación de prácticas ilegitimas.

11- Ejercer la potestad disciplinaria por parte de la Suprema Corte de Justicia, cuando los servidores públicos realicen prácticas que menoscaben los derechos de las victimas sobrevivientes.

12- Presentar a la ciudadanía rendición anual de cuentas respecto de los retrocesos, estancamientos o avances que el servicio público de justicia registre en materia de derechos de las mujeres.

13- Sistematizar las decisiones de los organismos regionales e internacionales de protección a los derechos humanos de las mujeres, haciéndolas accesibles a magistrados, magistradas, defensores, defensoras y fiscales.
14- Institucionalizar nuevas
formas de capacitación de los
servidores públicos, que aborden
de manera específica el derecho
de las mujeres a vivir libres
de violencia y discriminación,
con seguimiento y control
de la aplicación de los saberes
incorporados.

250 policías más fueron capacitados en violencia doméstica

El Fondo Global Fiduciario de Naciones Unidas para la lucha contra la violencia hacia las mujeres aprobó un proyecto presentado por Uruguay, que apuesta a trabajar la temática en territorio, es decir dónde están los problemas y quiénes operan en ellos. También contempla el fortalecimiento de las Comisiones Departamentales Consultivas creadas por la Ley 17.514, de prevención, sanción y erradicación de la violencia doméstica.
 
El anuncio fue realizado por Marisa Lidner, directora de la División de Políticas de Género del Ministerio del Interior (MI), en el acto de cierre y entrega de certificados de los cursos de capacitación sobre “La respuesta policial en violencia doméstica y de género: aportes para fortalecer el abordaje y la calidad de atención”, que alcanzaron a más de 250 policías y se llevaron a cabo con la participación del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Junta Nacional de Drogas, la Secretaría de la Mujer de la Intendencia de Montevideo (IM) y la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual.

El proyecto, que contó con el apoyo de ONU Mujeres, se enmarca en el más amplio y de carácter regional “Fortalecimiento de las Comisarías de la Mujer, de Seccionales Policiales y de la Sociedad Civil para combatir la violencia de género”, iniciativa de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que
abarcó también a Brasil, Paraguay, Argentina y Chile.

Representantes de todos los actores coincidieron en valorar muy positivamente la experiencia nacional de capacitación. Para Mary Arias, co-coordinadora de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual, el fortalecimiento de los vínculos entre actores estatales es fundamental en el marco de la búsqueda de una estrategia nacional que coloque a Uruguay a la altura de los compromisos internacionales que firmó.
 
Elena Ponte, coordinadora de la Secretaría de la Mujer de la IM, destacó el esfuerzo personal de los efectivos. Julio Calzada, secretario general de la Junta Nacional de Drogas, reconoció que la violencia doméstica toca muy directamente al área a su cargo, dado que en muchos casos está asociada al uso problematico de drogas, en especial el alcohol.
 
Irene Rodríguez, coordinadora para Uruguay de ONU Mujeres, adelantó la posibilidad de que con el apoyo de la Agesic se pueda replicar la capacitación a policías en el interior del país.
 
Desde la Suprema Corte de Justicia, la magistrada y directora del Centro de Estudios Judiciales del Uruguay (CEJU) Selva Clet, celebró que jueces y policías tengan la oportunidad de compartir saberes y experticias.
 
El ministro Eduardo Bonomi destacó que docentes y jueces que dictaron los cursos “trabajaron de igual a igual con policías y hubo más coincidencias que problemas”.
 
Formación académica
Directora de la Escuela Nacional de Policía, la inspectora mayor retirada y psicóloga Cristina Domínguez fue terminante: “Un buen policía no puede ni debe desconocer la violencia doméstica”. Para lograrlo, la capacitación es un componente estratégico porque “La comisaría del barrio, el 911, el patrullero son los primeros recursos a los que puede acceder una víctima”. Reconoció también que persisten debilidades en el proceso de socialización en general y también en lo que respecta a las y los policías. Entre las que afectan a estos últimos en tanto operadores, enunció su propia vida privada, la potestad de portar armas de fuego, el  estrés funcional por contacto permanente con la violencia doméstica. Pero también hay fortalezas a su juicio: la rica legislación nacional e internacional, la existencia de unidades especializadas en violencia doméstica desde 1988 y de una División de Políticas de Género en el Ministerio del Interior.
 
En la institución que dirige Domínguez, a partir de este año la violencia doméstica es asignatura independiente desde el tercer año de estudios, aunque la vocación es que desde el primer contacto con la escuela se brinde formación de calidad en la materia. A nivel superior se implementarán cursos a distancia.

Reproducción asistida, prioridad legislativa en 2011

Opinión

Berta sanseverino
Diputada
 
Porque es un tema de alta significación social, humana y afectiva, la reproducción asistida nos convoca a analizar y trabajar en su mejor resolución: un porcentaje muy alto de parejas (estimaciones lo ubican en un 15%) padecen algún tipo de infertilidad y necesitan para procrear de tratamientos especiales.
 
La Organización Mundial de la Salud junto con el Comité Internacional para la Supervisión de las Técnicas de Reproducción Asistida (Icmart) ha reconocido oficialmente a la esterilidad / infertilidad como una enfermedad en su nuevo glosario de Técnicas de Reproducción - Asistida. Los avances y descubrimientos científicos han permitido el desarrollo de técnicas de reproducción asistida. El mundo se maravilló con los buenos resultados logrados en la década del 70 con el primer nacimiento de una niña gracias a fecundación in vitro.

Estas técnicas de alta complejidad se realizan en nuestro país hace más de 20 años y actualmente las practican en cuatro clínicas privadas.

Son tratamientos muy caros y por lo tanto inaccesibles para miles de parejas uruguayas. Estamos hablando de costos entre 4.000 a 8.000 dólares, según la técnica y la clínica.

A pesar de no existir ley, ha sido preocupación de legisladores trabajar sobre un tema de múltiples complejidades.
 
El ex senador Alberto Cid preparó hace años un detallado proyecto de ley que en sus fundamentos alerta: “El desarrollo de estas técnicas que persiguen en su esencia un fin altruista como es la posible construcción integral de la familia, determina sin embargo inquietud e incertidumbre en relación con la potencialidad y las posibles consecuencias derivadas de su utilización (…) Frente a este vacío jurídico es el Parlamento como legítimo representante de la sociedad el que debe establecer los criterios y límites en la utilización de estos procedimientos, no solo para proteger a la sociedad, esencia y fin de su labor, sino también para delimitar claramente el ámbito en el que los profesionales de la salud desenvolverán su trabajo”.
 
Este proyecto hace muchos años que está en estudio, ha convocado a múltiples actores y la complejidad de los temas bioéticos asociados a estas nuevas técnicas requiere seguir trabajando para lograr superar el vacío legal.
 
Tomando en cuenta la experiencia desarrollada por la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) en el año 2009, que habilitó que parejas del sector público se beneficiaran de estos tratamientos, hoy es hora de estudiar la ampliación de esta cobertura.
 
Se trata de priorizar la prestación, ponerla al alcance de parejas -sean del sistema público o privado- que no pueden acceder a los valores que hoy tiene el mercado.
 
Hoy se trata de estudiar junto a autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP) y de ASSE cómo ir “democratizando” esta prestación, estudiar el tema recursos económicos pues son técnicas muy costosas. Priorizar y ayudar a procrear es una prioridad magnífica para nuestra sociedad y para las parejas que desean tener hijos.
 
Actualmente, se está discutiendo un nuevo proyecto de ley y  en diálogo con autoridades del MSP y de ASSE, que ya tienen sus equipos trabajando.
 
También participarán en la Comisión de Salud de Diputados, que ha priorizado el tema en su agenda para 2011, entre otras, la asociación civil Uruguay Procrea, cuyo objetivo es reunir y brindar asistencia a personas que padecen algún tipo de infertilidad y que por tanto se ven impedidas de procrear sin ayuda de la ciencia.
 
Tiene una plataforma muy clara: declarar la infertilidad una enfermedad, que se trabaje por la accesibilidad económica de estos tratamientos y que se apruebe un marco legal sobre técnicas de reproducción asistida.

Entre fronteras

Nacido en el departamento de Artigas, el “portuñol” es la lengua materna de Fabián Severo y por eso es la que le permite evocar poéticamente los recuerdos de la infancia. Una segunda edición de “Noite nu norte-Poemas en portuñol”, esta vez bilingüe, fue presentada recientemente por Rumbo Editorial.
 
LIA SCHENCK
Profesor de literatura, artiguense y radicado en Montevideo, como él mismo dice “nací con un país de cada lado”. Premio Morosoli 2010, Fabián Severo participó en mayo de este año en las Jornadas de la Cultura Uruguaya en Cuba. Para Carmen Galusso de Rumbo Editorial, quien junto con el también poeta Javier Etchemendi y el músico Ernesto Díaz presentaron la segunda edición de “Noite du norte…” constituye un mérito que en  Uruguay se reedite un libro de un poeta joven y de Artigas. “Es un libro de muchas fronteras, entre otras de la poesía y la prosa poética.  Ha superado todas las barreras y ha impactado en ámbitos no previstos, incluso en el académico. No conozco la frontera y este libro habla de ella, está construido por ella. Ahora tampoco la conozco pero me duele. Y es un dolor desconocido, imperdonable -dice Etchemendi en el prólogo.
Por su parte, Luis E.Behares -investigador de Universidad de la República, prologuista de la segunda edición, expresa: “El portuñol es una variedad ágrafa del portugués con mayor o menor influencia del español, que las personas de Artigas utilizan cotidianamente y de la cual Severo está exiliado porque vive en
Montevideo y enseña en español”.

Lengua materna
Para los lingüistas existe una diferencia entre “portuñol” y DPU (Dialectos Portugueses del Uruguay). El  portuñol” es una mezcla entre el español y el portugués - por ejemplo, un turista brasileño que viene a Uruguay e intenta hablar en español, termina hablando en portuñol-. El DPU es el dialecto que hablan las personas que viven en la frontera, con sus respectivas variantes (Artigas, Rivera, Cerro Largo). Actualmente las políticas educativas están avanzando y ya no se entiende el portuñol como una deformación idiomática. Se habla de educación bilingüe en las fronteras y de enseñar el español como segunda lengua.
 
“Al portuñol –dice Severo en  diálogo con La República de las Mujeres- lo defino como mi lengua materna. La carátula de la primera edición dice: `Poemas en portuñol`. En esta segunda edición bilingüe se presenta como `Poesía de la frontera`. En los temas que trato -entre otros, la pobreza, la infancia, la frontera- la mujer aparece como un tema transversal que ocupa casi todo el libro: la madre, la abuela, la vecina, la esposa, la maestra. Tal vez pueda explicarse porque el tema del libro son los recuerdos de la infancia a través de mi lengua materna. Y la lengua materna está directamente vinculada a la madre, es la lengua que yo escuchaba antes de nacer, cuando estaba en el vientre de mi madre. Un día quise decir algunos recuerdos pero no me salían. Entonces, descubrí que tenía que hacer un  intento de “portuñol” que es mi lengua materna, y de allí nació el libro”.

Mujeres entrañables
Si bien en “Noite nu norte” el yo literario es masculino, en muchos de los poemas las mujeres son protagonistas. Personajes entrañables como la Negra, que trabajaba en una mueblería con la tía y que de regreso a casa pensaba en comprar en la pollería unos buenos muslos y una buena pechuga .Llegando al lugar, la realidad les mostraría que solo podían comprar  cuarto de ala y de cogote para hacer una “buena sopita”.O María, que cuando tenía trece años tuvo que ir a trabajar a la casa de un judío en Brasil y con su primer sueldo, ella que nunca había tenido un vestido, se compró tres vestidos y a lo largo de su vida sigue contando esa historia. O la “vieja Mary” que curaba el mal de ojo .Un día murió y los niños ya podían jugar tranquilos a la pelota en la vereda, aunque el poema culmina con dos versos conmovedores: “Ela morreo para nos deya la vereda/Mas la vereda ainda es deya”.
 
Emociones sin fronteras
El recibimiento de la primera edición en Artigas el año pasado, sorprendió a su autor: “Fui recibido con los brazos abiertos. Hubo conferencia de prensa, fui invitado   varios medios de comunicación y la presentación fue maravillosa. Muchos artiguenses me comentaron que este fue el primer libro de poemas que leyero`entero` y que era la primera vez que se encontraban en un libro. Después de escuchar estos mensajes,  puedo considerarme feliz de haber cumplido uno de los objetivos”. El libro le permitió también recorrer todo el país y conocer  lugares que no conocía.

En 2010, la Fundación Lolita Rubial le entrega el Premio Morosoli de Bronce en la Categoría Letras-Poesía. “Creo que a todos nos gusta recibir un reconocimiento por lo que hacemos -dice Severo- Es uno de los premios más importantes del país y recibirlo  fue una grata sorpresa. Particularmente, me sirvió como un incentivo para seguir escribiendo, un aliento a pensar que tal vez uno va por el camino correcto”, afirma Severo y agrega: “Mi participación en las Jornadas de la Cultura Uruguaya en Cuba, organizadas por el Ministerio de Educación y Cultura, la embajada uruguaya en Cuba y el Ministerio de Cultura de Cuba, fue a partir del Morosoli .En la ceremonia leí un poema y los encargados de la delegación creyeron que sería interesante mi participación. En la Plaza de Armas de La Habana leí los poemas .Yo pensaba que no iban a ser entendidos y me sorprendí mucho cuando una mujer muy emocionada me dijo que se sentía identificaba .Yo pensé que era increíble que a 9000 kilómetros de Artigas una mujer cubana se emocionara con un poema en portuñol”.

Sin duda los poemas de “Noite nu norte” son como esos pájaros que “volando de allá para acá/ cantan un idioma que todos entendemos/.....”

Amores al vuelo

Mujereríos. 14 de agosto 2011