domingo, 19 de junio de 2011

Cómo abordar el abuso sexual en la escuela

Formación para futuras maestras y maestros

Un acuerdo entre el Consejo de Formación en Educación y Unicef, permitió que en mayo pasado se llevara a
cabo un módulo de formación para estudiantes del último año de Magisterio de todo el país, sobre maltrato y abuso sexual infantil, en base al “Mapa de ruta en el ámbito escolar. Situaciones de maltrato y abuso sexual  en niños, niñas y adolescentes”. Tuvo una primera instancia presencial de tres días, luego habrá réplicas en los institutos de formación docente a los que pertenece el estudiantado participante y en las escuelas donde realiza sus prácticas, por lo que se espera un efecto multiplicador que será evaluado en el correr de 2011.

ISABEL PEREZ

El curso de formación sobre maltrato y abuso sexual infantil se enmarca en el trabajo que vienen realizando, por separado, Unicef y la Comisión de Implementación de los Seminarios del Núcleo de Formación  Profesional Común -entre ellos el de Sexualidad y Derechos Humanos- que transversaliza con sus contenidos
la formación de todo el Magisterio y profesorado del país, a partir del Plan 2008.

Busca formar a futuros maestros y maestras en la temática y en la utilización del “Mapa de ruta”como herramienta para la intervención en situaciones de maltrato y abuso sexual infantil detectadas en la escuela.
 
Dicho mapa, que constituye una herramienta conceptual y operativa que orienta el quehacer de la institución escolar ante situaciones de ese tipo, fue publicado por primera vez en 2007 y, tras ser evaluado en 2010, uno de los emergentes refería a la necesidad de generar espacios de formación para maestras, maestros y cuerpos
de dirección de las escuelas.

Sobre las sensaciones, conceptualizaciones y herramientas que brindó esta primera instancia de formación, La República de las Mujeres conversó con Mariela, Marcos, Melania y Alejandra, representantes de los institutos de formación docente de Cerro Largo, Rivera, Lavalleja y Montevideo respectivamente, que participaron del curso.
 
La participación
En algunos institutos de formación docente se hicieron sorteos, en otros se seleccionó por votación a quienes recibirían directamente la formación, teniendo en cuenta también el interés en el tema. Lo cierto es que al curso asistieron delegados de cada cuarto año -el último previo al egreso de Magisterio del país.

“Participar y moverse en algo fuera de tu contexto para el interior parece algo utópico”, explica Mariela, de Cerro Largo, a lo que Marcos, de Rivera, agrega su lectura:“Yo creo que el tema de la participación es un problema hace un tiempo. No viene de ahora, sino de épocas anteriores a esta, en la que parece incentivarse más la participación y la reflexión conjunta”.
 
Marcos cree que hay generaciones que perdieron el conocimiento de lo que era participar, “aquello que antes se hacía de forma espontánea, los vecinos que se juntaban, conversaban”. Entre las posibles causas, considera que es “el neoliberalismo el que ha frenado esa forma de comunicación corriente”. Melania, quien desarrolla su carrera de maestra en el departamento de Lavalleja,  cree que la gente está descreída de la participación y de que sus acciones “puedan ser realmente vistas, tengan valor”, por lo que destaca la importancia de haber sido tenida en cuenta.

Los resultados
En cuanto a los aportes, la joven explica que, en primer lugar, el hecho de que el curso esté dedicado a estudiantes es un signo positivo, pues se deposita en ellos una confianza esperanzadora, fundamentalmente en su “capacidad de poder replicar y trasmitir” lo aprendido. Por ahora, hay pautadas tres instancias posteriores al módulo presencial: la primera implica devolverle al grupo de clase con el que cada uno de ellos estudia la formación recibida. Una segunda que repliquen en el instituto de formación docente al que pertenecen lo aprendido y, por último, una aplicación a nivel de la escuela de práctica en que cada uno de ellos interviene. Estas instancias, que deberán planificar y proyectar, serán evaluadas por profesionales de Unicef y del Consejo de Formación en Educación, que darán seguimiento y continuidad a su trabajo en cada departamento. El grupo de estudiantes que participó en el curso, decidió crear a su vez una página en Facebook como un espacio de intercambio y también punto de entrada para quienes se quieran adherir. Se encuentra por Mapa de Ruta o por su correo electrónico: mapaderuta@hotmail.com.
 
Compromiso estudiantil
Todas y todos los participantes en el curso coincidieron en que les dejó “la esperanza” de que es posible trabajar en conjunto, lo que los obliga a “romper un poco con la mirada individualista. Puntualmente, frente a la situación de abuso sexual y maltrato, saber qué puedo hacer con otros”.
Alejandra, estudiante del Instituto Normal de Montevideo, destacó de la formación ofrecida el que haya estado representado todo el país, pues “eso nos movilizó también otras cosas. Desde Montevideo a veces nos parece que hay problemas que son de la capital y en realidad se dan en todo el país”. A su vez, “asumimos un compromiso para adelante y reforzamos el que ya teníamos, que es ético, con los derechos humanos”, detalló Marcos, mientras Melania recordaba que ver a los niños y niñas como sujetos de derechos implica “priorizarlos a ellos y su palabra. Cambiar la cabeza y ya no entender que el niño es un pequeño individuo” que luego llegará a convertirse en sujeto. Las estudiantes explicaron que muchas veces se piensa la enseñanza en términos de futuro y no de presente, se dice “el maestro educa para el futuro”, mientras que en realidad, “educamos para el presente.
Actuamos y educamos en  todas las prácticas con la infancia”. El curso “Nos ayudó a entender sobre todo que la violencia se sustenta porque hay una sociedad que la sustenta. Y que esas redes se sostienen hasta en nuestros discursos. Desnaturalizar y ser bien dura también con una. Estar bien atentas a lo que queremos trasmitir y cuando decimos algo, pensar porqué lo decimos.
Cuestionarse y tener presente que la violencia solamente existe porque hay una sociedad que la avala”,  precisa Melania.
 
Para Alejandra, eso los llevan al mismo tiempo a replantearse el propio rol docente, “a crear una nueva visión del maestro y la maestra”, que los coloca como profesionales de la educación, reflexivos y autocríticos.

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