Una alianza, formalmente consagrada en un convenio, entre las áreas de educación y salud, dará impulso a una política pública encaminada a garantizar el efectivo ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, entendidos como derechos humanos. Los contenidos de la Ley 18.426 de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva y de su reglamentación, promovida por el Ministerio de Salud Pública, constituirán la base conceptual del trabajo docente sobre estos temas en las aulas de todo el país.
ISABEL PEREZLa Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), a través de su Consejo Directivo Central (Codicen) y el Ministerio de Salud Pública (MSP), firmaron el pasado 4 de mayo un convenio marco para trabajar en conjunto respecto a la promoción y garantía de los derechos sexuales y reproductivos, reconocidos en 2008 por la Ley 18.426.
En el evento participaron el director del Departamento de Programación Estratégica en Salud del MSP, Leonel Briozzo; la presidenta del Consejo de Formación en Educación, Edith Moraes; la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Beatriz Ramírez; el representante del Fondo de Población de Naciones Unidas, Fernando Filgueira, así como el ministro de Salud Pública, Daniel Olesker y el presidente del Codicen de la ANEP, José Seoane.
La firma del convenio tuvo lugar en el Instituto de Perfeccionamiento Docente y Estudios Superiores (IPES), donde luego se desarrolló una jornada de formación dirigida a docentes que dictan los seminarios obligatorios de Derechos Humanos y Sexualidad -tanto en Magisterio como en Formación Docente de todo el país- así como a integrantes de equipos de salud del primer nivel de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), muchos de ellos vinculados al denominado Espacio Adolescente, presente en la mayoría de los departamentos del país.
Políticas en el llano
Briozzo recordó que para que desde el punto de vista sanitario se visualicen cambios en materia de derechos sexuales y reproductivos -ahora que la ley y su reglamentación están vigentes- es preciso que se instalen los respectivos servicios tanto a nivel de la salud pública como de la privada pero, además, que “la promoción de estos derechos se haga de forma sistematizada en las aulas”. La alianza entre educación y salud garantizará, a su juicio, que se pueda tener “un país de primera a nivel de la cultura y el ejercicio pleno de los derechos”sexuales y reproductivos.
Ramírez enfatizó en la importancia de dar espacio, en el propio encuentro que se desarrollaría en la tarde, al debate que abrió la aprobación de la Ley 18.426 a raíz del veto interpuesto por el ex presidente Tabaré Vázquez a la parte del articulado que despenalizaba el aborto voluntario, revalorizando a su vez lo que sí nos dejó la go de una primera mesa de presentación para reflexionar en torno a los contenidos de la ley y su interpelación al ejercicio profesional cotidiano.
A su vez, celebró la integración de quienes participarían del encuentro, en tanto confluyen en el “enclave territorial y multiplicador” que tienen como seña particular las políticas públicas de éste período de gobierno, para llegar a las personas a las que “más se les han vulnerado sus derechos”.
Filgueira caracterizó la firma del convenio como un acontecimiento que viene a sintetizar tres procesos: la lucha del movimiento de mujeres, las prácticas silenciosas pero convencidas de muchos docentes en sus aulas, el trabajo del Instituto Nacional de las Mujeres y de actores del MSP y la educación pública.
Seoane puso el acento en que el convenio, que pretende potenciar la alianza ya existente entre salud y educación, significa un “avance en la democratización del conocimiento”, entendiendo a la educación como “posibilidad, como contribución al ejercicio real de los derechos”.
Educar para el placer
Para el ministro Olesker en la firma del convenio converge el trabajo de mucho tiempo, así como las exigencias marcadas por tres leyes: la Ley de Educación, la Ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva, y la Ley de Igualdad de Oportunidades y Derechos. El objetivo, dijo, es que los docentes tomen como base conceptual los contenidos de la Ley 18.426 y su reglamentación de setiembre de 2010, donde se entiende a la salud sexual y reproductiva en un sentido amplio, “incorporando el derecho al ejercicio de una sexualidad placentera” y no centrándose en la perspectiva del “control sanitario”.
Destacó también la importancia de la coincidencia de los docentes de Formación Docente y los equipos de ASSE en el “derecho a apropiarse del propio cuerpo”, y calificó al encuentro de “momento histórico para esta nueva generación de derechos”.
Repensarse para actuar
Los docentes y profesionales de la salud (trabajadores sociales, psicólogos/as, licenciadas/os en enfermería, médicos y médicas) presentes, se reunieron luego de una primera mesa de presentación para reflexionar en torno a los contenidos de la ley y su interpelación al ejercicio profesional cotidiano.
Algunas afirmaciones funcionaron como disparadores de la discusión: “Mirá cómo se visten, andan desnudas, después que no se quejen de los varones”, “Un adolescente no puede concurrir solo a una consulta médica”, “Los docentes no tenemos herramientas para intervenir en situaciones de violencia”, fueron algunos de ellos. Las reflexiones posteriores de los talleres estuvieron vinculadas con la necesidad, en el abordaje profesional del derecho a la salud sexual y reproductiva, de estar muy atentos a las propias prácticas, así como de la importancia de encontrar actores aliados, pues más allá de las instituciones, “las personas no siempre actúan desde una perspectiva de respeto por los derechos”, aseguraron participantes. Y es que se trata de transformaciones culturales difíciles aunque indispensables, concluyeron.
A su vez, algunas de las y los docentes presentes plantearon no pensar sólo en términos de cuando ya hay un problema instalado, como puede ser la vulneración específica de algún derecho, sino pensar en la perspectiva de la promoción y habilitación para el ejercicio libre de los derechos sexuales y reproductivos: dando cuenta del derecho a acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva en todas las instituciones de salud, de la concepción que la Ley 18.426 hace de los mismos, entre otras estrategias.
Sistema educativo
Avanza la institucionalidad
Beatriz Abero, responsable de la implementación de los seminarios de Sexualidad y Derechos Humanos en Formación Docente a nivel nacional y una de las responsables de la coordinación entre ANEP y MSP para la firma del convenio entre MSP y ANEP, evocó que todo comenzó como idea de una jornada en común entre Educación y Salud, pero luego la propuesta “entusiasmó a otros” y tomó forma.
En el sistema educativo formal, los derechos sexuales y reproductivos hoy están presentes en educación inicial por medio de su incorporación al programa curricular, se cuenta con doscientos profesores referentes de educación sexual en liceos de todo el país y la temática es parte de los programas del Ciclo Básico Técnico en primero y segundo año y se desarrolla en talleres de dos horas semanales. En Formación Docente, a nivel nacional son obligatorios, tanto para futuros maestros como para futuros profesores de todas las disciplinas, los seminarios de Sexualidad y de Derechos Humanos. Abero resaltó que “hay institucionalidad, hay docentes con interés y hay demanda social”. Lo que resta, a su juicio, es el fortalecimiento académico.
“La sociedad ha estado procesando cambios, lo que amerita que la institución educativa construya un discurso nuevo”, agregó, para lo que requiere separar, por ejemplo, la femineidad de la maternidad, el deseo de la reproducción, pensar las tensiones entre lo privado, lo íntimo y lo público, así como los cambios en los modelos de varón y de familia, entre otras nociones.
También es verdad, reconoció, que hay inarmonías entre la institución educativa y la sociedad, así como nuevos reclamos hacia la educación, pero “quienes estamos formados para pensar esto, somos quienes tenemos que plantearnos el cambio en este diálogo”,que, de otro modo y con respuestas del tipo “no nos compete” es imposible de saldar. Porque en estos temas, “cuando uno no da una respuesta consciente, también está dando una”, advirtió.
Formarse en derechos sexuales y reproductivos desde una perspectiva de género, implica pensar en qué subjetividades se están construyendo, y hace que “veamos lo que antes no veíamos y que desnaturalicemos lo que antes nos parecía normal y es aberrante”, concluyó Abero.
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