El primer encuentro nacional de la Red de Equipos Coordinadores de Referencia de los Servicios Integrales de Salud Sexual y Reproductiva, obligatorios a partir de enero de este año para todas las instituciones de salud públicas y privadas del país, tuvo lugar en Montevideo a fines de junio pasado. Estos equipos surgieron en el marco de la Ley 18.426 de Defensa de la Salud Sexual y Reproductiva y su reglamentación dictada en setiembre de 2010.
La Red de Equipos Coordinadores de Referencia (ECR), que comenzó a funcionar en la órbita del Ministerio de Salud Pública (MSP) el 23 de junio, bajo la coordinación de su Área de Salud Sexual y Reproductiva, tiene como objetivo acompañar y dar sostén al proceso de implementación de los servicios en la materia que conduce esa cartera.
Dichos equipos deben estar integrados como mínimo por un ginecólogo o ginecóloga, un psicólogo o psicóloga y un partero o partera. El ECR, con funciones de articulación, seguimiento y homogeinización de criterios, también actúa en atención directa, pero es sólo uno de los componentes de los servicios de salud sexual y reproductiva. El primer encuentro de la red que forman los ECR, contó con la presencia de autoridades ministeriales y comenzó a aunar criterios para el proceso de implementación. Estuvieron presentes representantes de ECR de más de 30 instituciones de todo el país, que realizaron una puesta a punto de las fortalezas y debilidades que ha tenido la primera parte del proceso.
La idea del trabajo en la red, es “ir poniéndonos metas concretas”, explicitó Leonel Briozzo, director del Departamento de Programación Estratégica en Salud (DPES), con el objetivo de “terminar el período de gobierno con servicios instalados, implementados y conocidos por las usuarias y usuarios”.
Leticia Rieppi, coordinadora del Área de Salud Sexual y Reproductiva del DPES, explicó a los presentes que los servicios son “un modo de implementar una forma de salud diferente”, y tienen dos dimensiones de trabajo: la del equipo mismo y la del conjunto de profesionales vinculados a la salud sexual y reproductiva (ginecólogos/ as, parteros/as, urólogos/as, entre otros.), que no deben dejar de cumplir con sus responsabilidades asistenciales.
A su vez, recordó a los coordinadores de los Equipos que “no podemos concebir al servicio como el centro de dispensación de anticoncepción”, pues eso es “planificación familiar”, función que deben superar estos servicios, no olvidando “la sexualidad, el abordaje amigable de la diversidad sexual”, entre otros aspectos específicamente reglamentados.
Fortalezas y dificultades
En cuanto a las fortalezas actuales de los servicios de salud sexual y reproductiva, equipos de todo el país resaltaron el hecho de que ya se encuentran funcionando desde hace unos meses, y en su gran mayoría expresaron contar con “apoyo institucional” y un terreno propicio para la implementación de los mismos. Sin embargo, lo más difícil de modificar parece ser la cultura de trabajo y abordaje sanitario de las instituciones.
Muchas de las derivaciones que están recibiendo estos Equipos Coordinadores de Referencia están vinculadas a la salud del varón, fundamentalmente a su sexualidad, terreno en el que otros profesionales –urólogos por ejemplo-, no se sienten capacitados para actuar. Así, las consultas por disfunciones o “pérdida de la libido” se están haciendo frecuentes para estos equipos, que visibilizan la necesidad, en algunos casos, de fortalecer su formación en dichas áreas.
Las dificultades se concentran en el abordaje de la diversidad sexual, muchas veces por desconocimiento de los profesionales sobre cómo actuar, y con la aparición de consultas al equipo que “hasta hace poco se escondían” o al menos no eran visibles para la institución. Los servicios de salud sexual y reproductiva hacen visible una demanda hasta ahora silenciada.
Un tema no menor vuelve a presentarse dificultando y contaminando el abordaje de derechos presupuesto por la reglamentación de estos servicios: “nos derivan consultas de mujeres con un embarazo indeseado para hacerlas cambiar de decisión”, reveló una de las referentes. A su vez, en el interior del país fundamentalmente, el derecho a la confidenialidad continúa siendo vulnerado, en tanto los propios compañeros de institución -el caso que se citó correspondía a una institución privada-, continúan sintiéndose en el derecho de preguntar cuál fue el motivo de consulta de determinado usuario o usuaria.
Lo cierto es que, frente a la obligación vigente a partir de enero de 2011, los servicios de salud sexual y reproductiva están funcionando, aunque con diferencias según el lugar del país y la institución a la que pertenecen. El trabajo en red será muy importante para integrar una mirada nacional.
La propuesta es que la Red funcione bimensualmente, y cuente con un espacio de discusión y formación en los temas que van visualizándose como carencias y también para el intercambio entre los actores involucrados. El MSP acompañará el proceso, dando apoyo en las debilidades sentidas por los equipos de cada institución, según expresó Briozzo. Entre las instituciones participantes del primer encuentro, estuvieron Comeflo (Flores), Asistencial Médica (Maldonado), División de Salud de la Intendencia de Montevideo, Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Hospital de Clínicas, Camdel (Lavalleja), SEMM Mautone (Maldonado), SMI-Impasa (Montevideo), Camcel (Cerro Largo), Camepa (Pando, Canelones), Asociación Española, Centro Médico de Salto, Universal e instituciones de Artigas y Tacuarembó, entre otras.
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