Unos días después de haber comenzado el otoño me enamoré de un hombre que conocí en un viaje en el 103. Ya desde el primer momento me di cuenta de que él era un hombre de una sensibilidad muy especial. Al principio me impactó un poco, digamos que no positivamente, el hecho de que sea algo así como adicto a la naftalina.
Cuando lo conocí, y luego cuando tuvimos el primer acercamiento,tuve que superar el intenso olor a naftalina que se desprendía de un saco de paño azul que llevaba puesto en el primer encuentro y marrón en el segundo. Es por esa predilección por la naftalina que no quiere usar camperas de nailon.
Siente una especie de rechazo hasta por la microfibra. Por suerte no le molesta que yo use una campera de cuero sintético.
Él vive solo y cuando fui a su casa todo estaba impregnado de ese olor. Se niega a ventilar la ropa porque dice que ese olor le recuerda a su madre, que murió hace como quince años. El otro día yo disimulé como si tuviera calor y abrí todas las ventanas, pero él pareció darse cuenta y las cerró sin decirme nada. Al principio me pareció raro pero después me acostumbré a que uno de sus entretenimientos favoritos es jugar con bolitas de naftalina que deja flotar en un vaso con agua, bicarbonato y creo que también vinagre. Yo no sé por qué cosa química saltan como locas. Y eso a él le encanta y a mí comenzó a parecerme divertido.
Ahora quiere prepararme un perfume con lavanda y naftalina. Ya encontré en el baño de su casa un frasquito con alcohol y hojitas de lavanda. A pesar de que mi prima me dice que lo deje lo más pronto posible, cada vez me siento más atraída por él.
No creo que haya muchos hombres que se dediquen a inventar un perfume para la mujer que aman. Eso me conmueve y a mí no me suele suceder conmoverme por cualquier cosa. En realidad yo no tengo nada en contra de la naftalina. Estuve buscando en Google y vi que proviene del naftaleno, nada más y nada menos que un hidrocarburo sólido, blanco, aromático y cristalino usado en la fabricación de colorantes, plásticos y también perfumes!!!!!
No sé si algún Chanel o algún Carolina Herrera no tendrán también un poquito de naftaleno. Por otra parte, combinado con lavanda puede ser realmente impresionante. Descubrí en Google que una de las propiedades de la lavanda es favorecer el descanso y la tranquilidad interior.
Que un hombre se preocupe por mi tranquilidad interior nunca me había pasado. También he pensado que, así como ahuyenta las polillas, es posible que la naftalina atraiga, por ejemplo a la buena suerte. ¿Por qué no?.
Es muy probable que él, con la sensibilidad que demuestra tener, clasifique a las mujeres en, por ejemplo, “tipo polilla” a las que hay que ahuyentar y “tipo mariposa” por las cuales se siente atraído. Si yo me alejo de él sin duda que seré considerada como una polilla desalmada y eso es algo que realmente no puedo soportar.
Y menos ahora que se emociona tanto cuando lo abrazo y le digo “Naftaleno”. Creo que le encanta eso de sentirse un hidrocarburo aromático.
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