domingo, 9 de octubre de 2011

Recuerdos de exilio de Leonilda González

Así como en sus grabados utiliza la gubia para dar vida a sus personajes, en el libro “La carpeta negra” Leonilda González emplea la palabra como herramienta para reconstruir experiencias y recuerdos de su exilio latinoamericano. La intensidad de sus relatos revela a una mujer multifacética, vital y sorprendente.
 
LIA SCHENCK

Artista plástica, grabadora experta en xilografía, Leonilda González nació en Minuano, departamento de Colonia, en 1923. Fundadora y miembro de la directiva del Club de Grabado de Montevideo desde 1953 hasta su exilio en 1976, estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. 

Ha estado al frente de talleres de grabado en Perú, Panamá, México, Colombia, entre otros países. Sus obras, con amplio contenido social, se encuentran en colecciones públicas y privadas de Uruguay y del exterior.
 
En 2006 recibió el Premio Figari a la trayectoria que discierne el Banco Central del Uruguay. Sus libros anteriores son “Títeres” y “Esta soy yo”, un relato autobiográfico que describe con ternura su infancia y las cotidianidades campesinas de su entorno familiar y social. Sus obras literarias dan cuenta de un despliegue narrativo tan intenso como sus expresiones plásticas.
 
En “La carpeta negra” comparte con el público lector sus vivencias durante diez años de exilio, transmigrando países. Una diversidad geográfica urbana y natural, selvas, ríos, ciudades, cerros, estimularon su talento artístico y dieron continuidad a su obra. Perú, Ecuador, Panamá, México, Cuba, Colombia y otros países latinoamericanos donde residió o realizó talleres, cursos y exposiciones, fueron los escenarios en los que pudo continuar su labor artística. Reconocimientos múltiples y merecidos premios avalan su trayectoria dentro de la cultura de la región. “La carpeta Negra” contiene experiencias y situaciones de vida, tanto profesionales como personales, narradas desde el humor y el afecto y no exentas, por momentos, del amargo sabor del exilio.
 
Geografías del alma
En diálogo con La República de las Mujeres, Leonilda González explica acerca del título de su último libro: “En realidad salió sin que lo pensara. No quería ponerle un título tan referido al exilio. Durante mis viajes de un lugar a  otro yo llevaba en el hombro una carpeta con mis trabajos. La primera la compré en la frontera con Estados Unidos, en México y luego encontré buenos talabarteros cerca de mi casa en México que me las hacían de un metro veinte por setenta, las medidas que yo les daba”.

En relación a la necesidad o el deseo de escribir este libro, dice: “Se ha escrito mucho acerca de lo que sucedió acá, en las cárceles, durante la dictadura, pero no tanto acerca de lo que pasaba en el exilio, y sobre todo cuando la exiliada era una mujer. Por otro lado quería contar que el exilio me permitió conocer América Latina y descubrir su gente. Siempre mirábamos para otro lado, mirábamos a Europa y no hacia América. Me sorprendió lo parecido que somos, la solidaridad de la gente que encontré durante todos esos años”.
 
El exilio es también el reencuentro con amistades que transitaban los mismos avatares del desarraigo, entre ellos los artistas Anhelo Hernández y Walter Tournier. Una de las anécdotas particularmente emotiva es la referida a la visita de Zitarrosa en México: “No sé cuánto duró aquella noche mágica en el Parque Chapultepec, pero creo que nadie podrá olvidarla jamás”. 

A puño y letra

El libro es sin duda no solo un viaje a través de distintas geografías y costumbres, sino también una galería de personas que fue conociendo en espacios culturales tanto como en situaciones cotidianas. La tarea concreta de cómo fue escrito es algo que su autora cuenta con su particular humor: “Lo empecé hace poco más de dos años. Primero fui haciendo un resumen a mano. A máquina ya no puedo escribir porque no veo bien el teclado. Entonces me compré una computadora porque en las computadoras se veía mejor.
 
Después compré una laptop y me pareció maravillosa. Fui pasando los manuscritos pero tenía un `maestro` que cada pocos días tenía que venir a ayudarme, porque si se me borraba algo yo no sabía cómo hacer”.
 
Olor a pastito

Leonilda González expresa el placer que le produce ser reconocida como campesina. En una de las anécdotas cuenta que en Veracruz, México, el director de la Casa de la Cultura la condujo hasta el lugar donde estarían sus dependencias y su taller. Al no encontrar las llaves en su bolsillo para abrir la puerta, caminaron ambos hasta un cerco de alambre “que separaba la parte de atrás de la casa, y al echarme una mirada escrutadora no dudó en invitarme a saltarlo por encima”. Según Leonilda, eso de saltar el alambre de un cerco es parte de su acerbo campesino: “Yo no perdí nunca el olor a pastito. Quiero que me vean siempre como una campesina”.
 
Una artista viajera

Desde la contratapa, el poeta Washington Benavides anuncia: “Esta artista `viajera` nos revela cosas que desconocíamos, nosotros habitantes de este planeta maravilloso que ostenta la Amazonia y las cordilleras y sus ríos majestuosos. Leonilda sin proponérselo, nos da una lección de humildad y humanismo. Nada de hacerse `una exiliada heroica´ , ya bastante heroicidad se tiene con nacer mujer. Y si no que lo diga su xilografía de la novia crucificada con esas tres dolientes que miran de través a su destino”. En el prólogo, el escritor Ignacio Martínez reafirma la temática y los alcances de esta obra: “Exilio y desexilio es el curso de este libro, entre comienzo y final, que nos lleva por diez años de la vida de la artista. Alegría y desazón son parte de los infinitos rincones que se muestran en esta crónica de vida. Leonilda no lo dice, pero lo sabe, estas páginas eran una cuenta pendiente que ella tenía con todos nosotros y hoy nos brinda sus recuerdos para sumarlos a la larga lista de ofrendas que ha entregado a nuestras vidas a través de la suya”.
 
“La carpeta negra” puede ser adquirida en la librería de Banda Oriental, en el Teatro El Galpón o solicitándola a través del e-mail a tallerxilo@gmail.com

4 comentarios:

  1. Muy buen libro contado con sincero rigor histórico con notas alegres y ocurrentes. Es la zaga de "Esa soy yo".

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  2. Respuestas
    1. Pablo, como estas, se nos fue Leo, hoy era el cumpleaños. Que tristeza. si podes llamame 93814180

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